Con la intención de estimular experiencias gratificantes, constructivas y constitutivas, bibliotecas de varios puntos del país llevan adelante proyectos de lectura para bebés, niños y niñas de 0 a 6 años con gran impacto en sus comunidades.

"La primera infancia tiene un denominador común que se sintetiza en una palabra: ‘posibilidad’, y que alude a las enormes oportunidades de maduración y desarrollo, a la plasticidad del cerebro en construcción y a la importancia de las primeras experiencias afectivas que definen, en gran medida, el desarrollo emocional. En otras palabras, lo que hagamos con los más pequeños y también, desafortunadamente, lo que dejemos de hacer, incide en el curso de sus vidas, ahora y más adelante”, dice la promotora de la lectura y escritora colombiana Yolanda Reyes. Con la misma idea, la de estimular experiencias gratificantes, constructivas y constitutivas, bibliotecas populares de varios puntos del país llevan adelante proyectos de lectura para bebés, niños y niñas de 0 a 6 años con gran impacto en sus comunidades. 

Como parte del ciclo Recorridos lectores para las infancias, que organiza la CONABIP durante julio y agosto, representantes de cuatro bibliotecas —Cachilo, de Rosario (Santa Fe); Esteban Adrogué, de Almirante Brown (Buenos Aires); San Francisco de Bellocq, de esa ciudad de la provincia de Buenos Aires y la Biblioteca Popular Justo José de Urquiza, de Río Tercero (Córdoba)— contaron sus experiencias en el desarrollo de bebetecas y espacios de lectura para los más chicos y sus familias. 

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Desde el año 2000 la biblioteca Cachilo impulsa proyectos de promoción de lectura en su territorio. Con distintas propuestas lúdicas recorren los barrios cercanos a la biblioteca y apuestan a ampliar los derechos culturales de los vecinos, sobre todo el acceso a la lectura y a otros bienes culturales. “En 2013, salimos a la vereda con un carrito llevando libros, lecturas y juegos para pibes de 7 a 13 años, pero muchas veces también venían los hermanitos más chicos y se quedaban a escuchar los cuentos. Entonces pensamos ‘¿por qué no?’ y organizamos actividades para esos niños y bebés que teníamos ahí”, contó Gabriela Escobedo sobre los comienzos de los talleres de iniciación a la lectura y el arte para bebés y sus familias que coordina en la biblioteca. Esa inquietud fue el puntapié inicial para el armado de un proyecto de largo alcance que tuvo desde un principio el objetivo de posicionar a los bebés como sujetos activos y como protagonistas de su propio encuentro con la palabra. “¿Pero qué pasó? —planteó Escobedo—los bebés no venían solos, venían con sus familias y se generaban experiencias que también eran fundantes para ellos”. “Nos dimos cuenta que en cada encuentro los niños parecían haberse conmovido y también que los adultos, más allá de la locura de la cotidianeidad, no eran inmunes a ese golpe de belleza de las palabras que se visten de fiesta”, contó Laura Toledo, otra de las coordinadoras del taller. Así comenzó a armarse un entramado potente entre la biblioteca, los niños y sus familias que con el paso del tiempo se convirtieron en grandes mediadoras de lectura y continuaron en sus propias casas el proceso iniciado en la biblioteca. “Nos convertimos en una comunidad de lectura y muchos pasamos de ser acompañantes amorosos a mediadores de lectura”, dijo Toledo.

Lucia Pérez, la mamá de Ámbar y Emilia, dos niñas que asisten al espacio de la bebeteca, contó: "Venimos a la biblioteca desde que Ámbar tiene ocho meses y Emilia estaba en la panza. En su primera vez presencial, Emilia tenía 15 días y para mí ya hubo contacto con los libros. Siendo tan chiquita uno por ahí piensa que no. Me han dicho ‘las nenas no tienen edad para leer libros’, pero no es así, tienen edad desde la panza”. En la misma línea, desde la Biblioteca Popular Esteban Adrogué se apoyaron en esa idea —basada en los trabajos de la médica Catherine Dolto que plantean que es necesario un acompañamiento afectivo al niño desde antes de nacer— armaron una bebeteca que que cuenta además con una versión itinerante, y apostaron a reforzar los vínculos afectivos entre padres, madres e hijos con actividades de estimulación perinatal de la lectura con bebés, niños pequeños y embarazadas. “En las actividades destacamos la voz materna, la voz como reparadora para aquellos miedos que pueden aparecer durante el embarazo y los miedos del recién nacido que llega al mundo", contó Graciela Vega, representante de la institución. En su modalidad itinerante, la propuesta llega a mujeres embarazadas y familias que están internadas o asisten a centros primarios de salud de la zona. Allí hacen diversas actividades para estimular la voz materna, organizan actividades lúdicas y lecturas de textos literarios. En los talleres proponen a las mamás un viaje en el tiempo y el espacio para llegar a la primera infancia, las invitan a rescatar y revalorizar sus propias historias y saberes. La experiencia para las mediadoras de lectura de la biblioteca es muy gratificante y movilizante. “A muchas de las mamás nunca les contaron historias. Es un encuentro muy lindo porque muchas mujeres dicen ‘es el primer cuento que me leyeron’. Por eso nosotros tratamos de rescatar no solo el cuento literario, sino la experiencia básica de entender que todo puede ser compartido y contado, que no hay nadie que no tenga nada que contar”, explicó Vega.

“Había una vez una biblioteca para bebés”, es el nombre del proyecto que desarrolla la biblioteca que funciona en Bellocq, un pueblo de la provincia de Buenos Aires con poco más de 500 habitantes. “En 2015 había muchas mujeres embarazadas en la localidad y muchos bebés recién nacidos. Así que consideramos que ese era el momento justo para que naciera la bebeteca”, contó la bibliotecaria María Angélica Chamus que coordina estas actividades. La experiencia del trabajo mancomunado con las familias también se replica en esta biblioteca que desarrolla encuentros mensuales con actividades para niños y el debate de un tema puntual de crianza: lactancia, puerperio, lenguajes, miedos, entre otras cuestiones. El espíritu del proyecto es generar cambios a futuro en las familias que asisten a las reuniones que se realizan mensualmente. “Queremos incidir en el curso de la vida de los bebitos y bebitas de nuestra comunidad aportando cultura, momentos de expresión y de compartir que son tan importantes para las familias”, contó Chamus.

La experiencia de la Biblioteca Popular Juan José de Urquiza es similar a la de las otras bibliotecas. Allí, en el Rincón Infantil, se realizan distintas actividades, sobre todo talleres y encuentros de lectura con niños de la primera infancia. “Los talleres son para encontrarse, para detenerse, para que el libro abierto nos invite”, contó Carolina Pittinari, voluntaria del de la biblioteca. “Muchas de las familias y papás primerizos que vienen a los talleres llegan por primera vez a la biblioteca con su niño pequeño y descubren un mundo maravilloso, este unirse en una mirada, en un libro abierto, en una página —contó Pittinari—. Ese momento detenido donde los ojos se juntan en una misma página, a nosotros nos parece una de las cosas más maravillosas que suceden en el taller y vemos cómo los adultos que acompañan lo notan y los bebés lo agradecen mucho”. La experiencia de los talleres se completa con materiales teóricos que desde la biblioteca envían a las familias que asisten a esos encuentros y también con el préstamo de libros para leer en las casas y continuar con la experiencia de lectura. 

Todos los proyectos proponen a los libros como transmisores de palabras, sonidos, texturas y formas para los más chicos, y a la lectura en la primera infancia como una necesidad, un derecho primordial, una herramienta constitutiva. Demuestran que como dice Yolanda Reyes “Durante esos primeros años de la vida en los que leer no se asocia con hacer tareas, sino con la tarea de construirnos y descifrarnos a través del lenguaje (...) ese placer gratuito del encuentro con las páginas de la cultura que se inicia por ósmosis: piel a piel, verso a verso, cuento a cuento, puede ser el más poderoso de los legados para que cada cual continúe, luego en solitario, la incesante tarea de leer y descifrarse”.