Hace más de 100 años un grupo de chicas y chicos decidió crear una biblioteca en la habitación de una casa. Con el dinero que les daban para la escuela y con el que consiguieron a través de rifas y festivales compraron libros y la pusieron a funcionar. Conocé la historia de la Biblioteca Popular Bartolomé Mitre de Caseros en esta nota de la revista Bepé. 

En 1921 Caseros era un pequeño poblado alrededor de una estación de trenes. El tren a vapor que pasaba por ahí era la atracción del lugar. Cada tarde, las familias se acercaban para verlo llegar y se quedaban pasando un rato junto a los vecinos: los niños jugaban y los adultos conversaban.  Una de esas tardes, algunos chicos del barrio se reunieron allí para intercambiar libros y revistas, y tuvieron la idea de fundar una biblioteca. Tenían entre 8 y 14 años y enseguida pusieron manos a la obra. 

El 24 de julio de ese año el grupo se reunió frente a la estación, en la casa de una de las chicas, María Angélica Monserrat. Con unos cuantos libros de la colección Billiken —formada por clásicos de la literatura adaptados para niños—conformaron el Comité Billiken y fundaron formalmente la Biblioteca Popular La niñez, que comenzó a funcionar en una de las habitaciones de la casa de la familia Monserrat. 

"En la estación Caseros el 24 de julio siendo las 13 horas reunió un grupo de niños y niñas menores de 14 años que habían sido invitados por la niña María Angélica Monserrat con el fin de elegir una comisión para la formación del 'Comité Billiken' con el fin de formar una Biblioteca Infantil y prestan toda la ayuda moral e intelectual entre sus asociados y otros beneficios que se estudiarán en la próxima reunión que celebre el comité, así que he puesto votación para nombrar la comisión de señorías que formará parte del Consejo Asesor de la comisión", dice el acta de la fundación, labrada con una letra pequeña, prolija e infantil.

Para conformar la comisión directiva los chicos y chicas hicieron una votación para cada puesto. Continúa el acta: "Después de un interesante momento de intensa expectativa entre las candidatas a la comisión, como para presidenta la niña Ana Capuccio empató con Elsa Lafouli con igual cantidad de votos, se resolvió tirar a la suerte, o sea eligiendo un cobre que caía cara la niña y seca la niña Siffredi y le tocó en suerte a la niña Capuccio. Para la Secretaría empataron la niña Alicia Magdalena y Elsa Siffredi, se tiró a la suerte como en el caso anterior y le tocó en suerte a la niña Magdalena". El método de tirar una moneda al aire resultó tan efectivo para resolver los empates, que se usó para todos los otros puestos.

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Festivales, rifas y golosinas

Durante años la biblioteca funcionó en la casa de los Monserrat. Fue creciendo con las donaciones de los vecinos y con el esfuerzo de los fundadores que compraban libros para la biblioteca con el dinero que les daban para las golosinas. También organizaban festivales, excursiones, rifas y ventas de dulces para llenar los estantes. 

Luego, cuando empezaron a acumular cada vez más materiales, alquilaron una habitación un poco más grande en otra casa. “Ahí yo me hice socia, tenía 13 años —cuenta Mirta Caramés, actual integrante de la Comisión Directiva— cursaba la escuela secundaria y me proveían de todos los libros que necesitaba y los devolvía a fin de año. Las primeras novelas que yo leí, también las saqué ahí:las de Tom Sawyer, Huckleberry Finn, las de Jorge Isaac, que eran más románticas; otras de aventuras, las novelas de Julio Verne, Alejandro Dumas. Había una gran cantidad de libros”

Efectivamente, el crecimiento bibliográfico fue enorme con el correr de los años. En diciembre de 1934, a 13 años de su fundación, la biblioteca  contaba con muchos y muy variados materiales, “3000 volúmenes casi todos encuadernados. Tiene el Diccionario Enciclopédico, El Tesoro del Arte de la Juventud (...) Matemáticas, Anatomía, Fisiología e Higiene, Botánica, Contabilidad, Cosmografía, Dibujo, Educ. Física, Geología y mineralogía, Geometría (...) Taquigrafía, Medicina, Legislación y Literatura General”, según consta en un acta de inspección de la entonces Comisión Protectora de Bibliotecas Populares. “Tiene un armario biblioteca con 4 puertas corredizas de vidrio, 2 armarios con 3 puertas de vidrio c/u, otro con 2 puertas también de vidrio, 1 mesa para 10 lectores, 1 escritorio, sillas, etc”, amplía el documento. 

Con el correr de los años la biblioteca se continuó agrandando y fue cambiando de sedes hasta que adquirió un lugar propio en la Av. Mitre de Caseros, a pocas cuadras de la casa de los Monserrat. En 1942 pasó a llamarse Biblioteca Popular Bartolomé Mitre, tal como la conocemos hoy. 

Hasta hace unos años una de las socias fundadoras, la más joven de aquel grupo, se acercaba cada 24 de julio para compartir y celebrar un nuevo año de vida de la biblioteca que vio nacer. 

Ahora, 98 años después de aquella fundación,  sonríe desde una foto en blanco y negro enmarcada en la entrada de la biblioteca; y no es para menos, está muy contenta, luego de varias reuniones enlen estación de tren, juegos y deliberaciones, acaba de fundar una biblioteca popular.  

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